BRASILIA, Brasil.- “Terminó el proceso de destrucción nacional”, le escucharon decir a Lula los millones de brasileños que siguieron la ceremonia de su investidura como presidente en el Congreso Nacional, ya sea desde la explanada del palacio de Gobierno, en Brasilia, por redes sociales o por televisión.
Sólo en la Explanada de los Ministerios, en la capital, Brasilia, había 300.000 personas.
El flamante mandatario brasileño denunció el vaciamiento de las políticas públicas provocado durante la gestión del ultraderechista Jair Bolsonaro y se comprometió a “reconstruir a Brasil”.
Luiz Inácio Lula da Silva asumió ayer, por tercera vez, como presidente de Brasil, después de una pausa de 12 años, dos meses después de vencer en las elecciones a Bolsonaro, que nunca reconoció la derrota y se fue del país antes del fin de su mandato.
Lula, de 77 años, dirigirá la mayor economía de América Latina con el reto de unir una sociedad profundamente dividida, que llega al cambio de gobierno luego de un proceso electoral y postelectoral con altos niveles de violencia, pedidos de intervención militar y amenazas de atentado.
“Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unión, la integridad y la independencia de Brasil”, declaró en su discurso el gobernante, quien hace cuatro estaba en prisión, condenado en juicios luego anulados por la Corte Suprema.
“Es posible gobernar este país incluyendo a los trabajadores y a los más pobres en las decisiones de gobierno”, dijo, en su discurso de asunción, en el Congreso. Destacó, además, que durante la campaña electoral vio “brillar la esperanza en los ojos de un pueblo sufrido”.
Sacar del hambre a millones de compatriotas será prioridad de su gobierno, anunció: “Mi misión es que cada brasileño tenga tres comidas al día”.
En sus años anteriores como presidente del Partido de los Trabajadores (PT), de 2003 a 2010, el ex líder sindical sacó a millones de brasileños de la pobreza durante un auge de las materias primas que impulsó la economía.
Ahora, enfrenta el abrumador desafío de mejorar la economía estancada de Brasil y al mismo tiempo unir a un país que se ha polarizado dolorosamente bajo el mandato de Bolsonaro.
“Se espera mucho de Lula. Tendrá la difícil misión de restaurar la normalidad y la previsibilidad en Brasil y, sobre todo, entregar rápidamente resultados que mejoren la calidad de vida de sus habitantes”, dijo Creomar de Souza, director de la consultoría Dharma Political Risk en Brasilia.
Bolsonaro partió de Brasil hacia Florida el viernes, para evitar entregar la banda a su rival, y al mismo tiempo huir de cualquier riesgo legal inmediato relacionado con su tiempo en el cargo. Está denunciado por su actuación durante la pandemia y por difundir noticias falsas a lo largo de la campaña electoral, además de por incitación a la violencia.
Sus partidarios dicen -sin pruebas- que las elecciones fueron fraudulentas y llaman a un golpe militar para evitar que Lula regrese al poder, en un clima de vandalismo y desestabilización.
Un simpatizante fue detenido por fabricar una bomba que fue descubierta en un camión cargado de combustible de aviación, en la entrada del aeropuerto de Brasilia, y confesó que buscaba sembrar el caos para provocar una intervención militar.
El viernes, antes de volar a Florida, Bolsonaro pronunció un discurso en el que condenó el complot como un “acto terrorista”, pero elogió a los manifestantes acampados frente a los cuarteles del Ejército en todo el país.
Las autoridades desplegaron 10.000 policías y efectivos para reforzar la seguridad en las celebraciones y revisar a los participantes, que no pueden traer botellas, latas, mástiles de banderas o pistolas de juguete. También se prohibió el porte de armas de fuego por parte de civiles.
Los organizadores dijeron que delegaciones de 50 naciones y 19 jefes de estado y de Gobierno, incluido el rey de España, han confirmado su asistencia. Muchas figuras políticas enviaron sus saludos, como lo hizo la ex mandataria argentina y actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. “Amanece un nuevo día en la América del Sur. Fuerza Lula! Fuerza Brasil!”, posteó, en su cuenta oficial de Twitter.
El presidente argentino, Alberto Fernández, viajó a la asunción, y se reunirá hoy, en Brasilia con el flamante mandatario brasileño, en el palacio de Itamaraty, sede de la cancillería brasileña.